viernes, 18 de diciembre de 2009

RdM – Osmonik: la tienen adentro

Donde más les gusta.





El 2009 ha sido un año atípico en muchos sentidos. Una anormal demora en el desarrollo del torneo juntó muchos partidos en esta última época del año, donde Resto del Mundo debía definir su suerte en pocos días. Por otro lado, este blog, siempre acompañando al equipo desde sus primeras incursiones en la B, con el mismo grado de excelencia y compromiso que el team mostró en la cancha, en este caso sufrió una notable decaída, a raíz de menesteres propios a la organización del staff que no viene al caso explayar en estas líneas. Se han perdido los relatos del cómodo triunfo frente al Petrolero (3-0), de la crucial victoria por la mínima frente a MVN, y mucho más aquí, el decepcionante 1-1 ante Ballena Franca, y la demoledora derrota frente a Sfidenze (0-1) que nos alejó definitivamente de la chance de ser campeón. Esta seguidilla de partidos no pudo ser menos oportuna. A las dolorosísimas y ya definitivas bajas de Ferka y del Amigo de los niños, players que no han visto acción en lo que va de la temporada por sendos problemas en la articulación tibio-femoral, se les sumaron para este desenlace la ausencia espiritual del señor Ezequiel Moralejo (esta columna se reservará comentarios acerca de dicha situación), y la sensible indisposición del artillero, as de espadas, genio y figura de este team albinegro, hablo del señor Pablo Esteban Haedo, quién acusa una pubalgia que lo marginó de las canchas justo en el momento de encarar esta recta final del torneo. Estas dificultades en el armado del equipo (y principalmente en la evidente carencia de delanteros), complicó mucho las cosas, y el resultado estuvo a la vista. Se perdieron muchos puntos, el campeonato resultó inalcanzable, y el viejo sueño quedó, una vez más, hecho trizas.
Pero el año aún no había llegado a su fin. Resto del Mundo debía cargar todos estos problemas a cuestas, y encarar el día sábado 12 de diciembre, bajo el intenso calor casi veraniego de esta querida ciudad, el choque cara a cara contra su par osmonikeano. Obviaré comentarios que introduzcan a algún lector desprevenido a este enfrentamiento (para más datos, remitirse a los duelos 07 y 08 narrados en este mismo blog). Resto del Mundo debía esta vez responder al llamado de la historia, que bajo el frío y riguroso análisis de la estadística, arrojaba una verdad: pese a haber realizado más ricas y mejores campañas, de cosechar más lauros y menos decesos que su rival, nunca en la era ex alumnos había podido vencer en el mano a mano al equipo gris. Un tibio empate y dos dolorosas derrotas por idéntico marcador (1-2) completaban el historial hasta este sábado.
Entonces, Resto alineó a sus mejores –y únicos, seamos buenos- hombres en la cancha; tripa, corazón, y sin más que eso salió a la cancha. Alca en la valla; la línea de 3 sale de memoria hace 3 años, Mula, Peralt y Musgo; en el medio, Boto por la derecha, Manu como volante central, y Santi por la izquierda; arriba, un improvisado delantero, quien acerca estas líneas a todos ustedes, y el Cabe de punta-punta. El esquema había fallado en el partido con Sfidenze, y por lo tanto se buscó liberar un poco más a Manu, con la intención de conectarse más con los delanteros, y hacer que tanto Boto como Santi le cubran más la espalda al talentoso número 15. Perdí otro sorteo, primer tiempo atacando hacia la reserva, y a rodar el fuchibol en la cancha 1.
El partido comenzó como siempre, parejo. De movida se notó que a Resto le costaba llegar con gente. Manu arrancó activo, jugando, tocando y pasando al ataque, pero costó de entrada hilvanar alguna jugada de peligro. El rival en cambio salía con pelotazos jugados prolijamente. Los delanteros recibían de espaldas y descargaban de primera con bastante criterio, y así iban sumando gente en ataque. Una constante de este primer tiempo se hizo presente desde el arranque ya: a Resto le iba a costar mucho salir de posición defensiva, ya sea por desinteligencias en la última línea, por exceso de confianza o por perder los rebotes en el medio. Sin embargo, el primer peligro de la tarde lo generó Resto del Mundo. Una infracción sancionada en el borde del área, bien volcado hacia la derecha, fue la primera aproximación. El cobro era indirecto, por lo tanto, luego de una ceremonia interminable a cargo del árbitro y de los integrantes de la barrera, Manu tocó cortito para el Cabe, que castigó con zurda. La pelota se estrelló contra el primer poste y fue devuelta con fuerza. Lo tuvo Resto pero no pudo ser. En la siguiente jugada, el corner desde el mismo sector es rechazado a medias, deriva en este humilde servidor, que remata incómodo y muy defectuoso, pero el balón encuentra la humanidad del Cabe nuevamente al ingresar al área, que corrige su trayectoria con oportunismo y precisión, y obliga a la notable estirada del arquero. Así se ahogó el primer grito de la tarde para Resto del Mundo. Fuera de esto, las acciones en esta primera parte fueron comandadas por el equipo que nunca ascendió a primera. Tiros libres no riesgosos, algún que otro cabezazo que prendió la luz de alerta, y principalmente la presión sobre los defensores antes mencionada. Iban a contar con una chance de gol clarísima: jugada por izquierda que no recuerdo, pelota que cruza con cierta lentitud a la derecha, para que ante la mirada atónita de todo el equipo, excepto del Alca, el balón quede servido ante la entrada de un delantero, que remata alto y con violencia. Afortunadamente, el guardavalla restista salió con notable velocidad a atorar, y, con sus brazos en alto, realizó una parada formidable ante el potente disparo con inequívoco destino de red. Impresionante.
Un tiro libre desde la izquierda ejecutado con precisión por el rubio Avalle (detalle no menor) quedó justo para la entrada en soledad del señor de las alturas, Chulo Peralta, que por no abrir bien los ojos, casi casi que pifió el testazo que podría haber abierto el marcador.
El primer tiempo se extinguió, con un Resto del Mundo bastante partido en sus líneas, sin poder encontrar la pelota en el medio, y levemente dominado por su rival, que sin ser muy claro, tenía el dominio del territorio.
Luego de unas charlas de regadera entre los players, el equipo dispuso un cambio táctico para el segundo tiempo. Consistió en correr a su habitual puesto por la izquierda a quien suscribe, moviendo levemente a Santi hacia el medio para ayudar a Manu, y así intentar copar la mitad de la cancha, zona donde Resto del Mundo estaba perdiendo la pulseada. El Cabe iba a quedar muy solo arriba, es cierto, pero la intención era manejar más la pelota y llegar acompañando. A la postre, se vería que la variación surtió efecto. Resto salió mucho más decidido a jugar este segundo tiempo. El desarrollo de las acciones se dio en su mayoría en el campo rival. Alca era casi un espectador, y si bien las ocasiones de gol brillaban por su ausencia, el equipo estaba mejor parado, el balón circulaba con mayor fluidez, y Resto dominaba levemente.
Entonces, promediaba la segunda etapa y los equipos no se sacaban ventajas. Algo tenía que pasar para sacudir la modorra. Y pasó que Resto dispuso de un tiro libre cerca de la banda izquierda del ataque. Santi se preparó para ejecutarlo. El rival no dejaba a nadie para el contragolpe, por lo cual el caudillo Musgo instó al zaguero quemero a entrar a bucar al área. La pelota fue cruzada, pasada, donde estaban las parejitas formadas buscando el cabezazo. El arquero salió disparado al ver tirado cerca del lateral un cupón vale por un alisado definitivo de pelo gratis, y no contó con que así iba a dejar, una vez más, su valla, tesoro más preciado, desprotegida a sus espaldas. Tampoco contaba, por supuesto, con que el emperador de las alturas, el patriarca del juego aéreo, el metro noventa y uno de pura chuleza, se iba a elevar más que todos, devolviendo la pelota para el primer palo, en donde la Mula, que al haber entrado desde el fondo no tenía marca alguna, conectó con el parietal a la redonda, para hacerla ingresar mansamente por el medio del arco, y desatar el grito en todas las gargantas albinegras.
Resto abría el marcador. Lo merecía, por el par de chances del primer tiempo, y por el juego y actitud del segundo. Festejo, y a rearmar las líneas. Con la ventaja en el tanteador, RdM jugó sereno, con aplomo. Manejó la pelota, tocó, marcó, se defendió con la tenencia, como marcan los libros, generó infracciones, y tuvo tiempo para llevar peligro una vez más, con una jugada brillante: un par de toques sobre la izquierda, pelota que deriva en mi persona, pase al medio hacia Boto, que de primera y magistralmente, asiste de taco a la entrada por izquierda de Manu. El morocho que lleva la 15 remata débil y el disparo es contenido por el guardameta. Pablo, que ya estaba en cancha para jugar unos minutos pese a sus dolores, esperaba por la derecha, aunque Manuel nunca lo vio. Osmonik no inquietó nunca más. Sólo tuvo tiempo para que el portero saliera otra vez lejos de su arco, pero esta vez para cortar una jugada de peligro comandada por Manu. Pido disculpas por no poder narrar la jugada al detalle, pero algún transeúnte me tapó la visión. Lo que aparentemente ocurrió es que Manu llegó primero a la bocha, y el muchacho rival, sumido ya en la impotencia total, lo derribó, precipitando su salida del terreno de juego y acrecentando aún más la frustración gris-tristeza.
No hubo tiempo para más, el juez pitó el final, Resto festejó, el rival protestó, tal vez buscando una explicación a la inflamación anal, tal vez para obtener, ahora sí, un protagonismo que en el transcurso del partido nunca tuvo. Da igual, los 3 puntos son albinegros, como manda la lógica. La casa está en orden: la heladera en la cocina, el inodoro en el baño, y la tanga gris tirada al lado de la cama.
Como equipo grande que es, Resto no salva el año como otros han salvado lustros enteros con victorias similares a esta. Se sabe que por momentos se ha jugado realmente mal, que el compromiso este año no ha sido tan intachable como en otras temporadas, y se apela a un guiño de la buena fortuna, para que no nos deje tan diezmados en cuanto a lesiones se refiere. La grandeza restista exige el año entrante estar una vez más peleando ahí arriba, y resulta casi una obligación esta vez conseguir el tan ansiado título. Pero mientras tanto, esta victoria nos dibuja una sonrisa. Y vamos Resto, con huevo vaya al frente.

Uno x Uno

Alca (7): una atajada monumental, un centro muy complicado que sacó muy bien al corner, y voz de mando en todo momento. Gran partido del n° 1.

Mula (7): en defensa, seguro, aunque dio algunas libertades para jugar de espaldas. Pero su indudable aporte fue el gol del triunfo. Su aparición fantasmagórica valió 3 puntos.

Peralt (6,5): muy seguro como siempre de arriba, impuso su presencia en el área rival. En el primer tiempo tuvo una muy clara, y bajó con maestría la pelota del gol.

Musgo (5,5): menos firme que otras veces, igual completó una buena actuación. Algunas salidas excesivamente líricas pudieron significar más de un dolor de cabeza.

Boto (5,5): armó bien el mediocampo para recuperar en el segundo tiempo, y siempre buscó asociarse para tocar. Un gran taco fue el toque de calidad de la tarde.

Manu (6): muy activo en el primer tiempo, pasó al ataque y llegó a posición de gol. Hizo expulsar un jugador.

Santi (5): algo perdido en la primera etapa, se afianzó en el complemento y fue importante en las pelotas paradas.

Bollo (5,5): la vio pasar de largo en el primer tiempo. Acomodado a la izquierda en el segundo, manejó mucho más la pelota, con cierto criterio.

Cabe (6): exigió dos veces en el primer tiempo. El la segunda etapa, muy solo arriba, se las rebuscó para aguantar la pelota de espaldas y descargar.

Pablo (-): ingresó faltando 5 minutos, y bancó bien un par de bochas para que pase el tiempo lejos de nuestro arco.

Hinchada: numerosa y calurosa. A la firme e incondicional presencia del rubio amigo de los niños, se le sumó el retorno de Aladdin, la presencia ya infaltable de las chicas Carla y Yami, y la nota de color, Gusano, quien llevó orgulloso los colores albinegros en el pecho. Emocionante.