jueves, 17 de julio de 2008

Acá están, estos son...


Los muchachos de Perón. Y de Resto del Mundo. Con sus casacas nuevas, más facheros que nunca.

Arriba, de izquierda a derecha: Santi, Cesc, Alca, Musgui, Coquinho, Chulo, Mula, Cabeza.
Abajo: Manu, Botito, Pablo, Juan Cru, Fertin, Boco y el Gordo Millo.

miércoles, 16 de julio de 2008

RdM – Sitedesqui: ¿Por qué es un pobre tipo?

Domingo 13 de julio, 16 horas, dos planetas chocaban en la cancha 1 del Campo de Deportes. Por un lado, el gigante Sitedesqui de las megaestrellas, siempre dando pelea arriba en la máxima categoría. Por el otro, nuestro querido Resto del Mundo, equipo que ya brilla con luz propia luego de su título en la C, su inmediato ascenso en la B, y un comienzo en la primera división a la altura de las circunstancias. Después de 2 triunfos y un empate, este encuentro se presentaba como una bisagra para determinar en dónde estábamos parados, frente a un equipo de esta talla. Un triunfo nos dejaría la punta en soledad, a la vez que nos otorgaría la chapa de candidato de fierro. No obstante la trascendencia del match, varios players del team albinegro, entre los cuales este cronista se incluye, arribaron al predio maderense pocos instantes antes de la hora pactada. Qué falta de criterio… En fin, llegaron todos y se dispuso la alineación titular en la cancha. Alca en la valla, la línea de 3 que se recita de memoria como Ibarra-Bermúdez-Samuel-Arruabarrena, en el medio Ferka iría por derecha, Pablo B. cronista, capitán, tutor y encargado como volante central, y Manuel por la izquierda. La dupla de ataque sería la misma que contra Ballena Franca. Francisco “amigo de los niños” Barone y Gol Haedo. En el banco esperarían ansiosamente Boto, Santi A., el Cabeza y Coquito. Como verán, Resto presentaba un plantel muy flaco, y esto se debió a que toda la gordura se tomó un fin de semana de licencia y se fue con Millo a su Bahía Blanca natal. Como condimento extra, por si faltaba alguno, se estrenaba la nueva y coquetísima bandera, que lució radiante detrás del arco que da al dique. Todo dispuesto entonces, y a rodar el fútbol, diría José Jozami.
De movida nomás, el partido presentaría claramente la intensidad con la que se jugaría, del mismo modo que el juez (un muñeco cara de nene) comenzaría a dejarlo escapar de su control. 30 segundos de juego le bastaron al cirujano Musgo para meter un planchazo violentísimo en la mitad de la cancha, jugada claramente merecedora de tarjeta amarilla. Chicho Serna dejó su enseñanza en esto de murrear antes de los 5 minutos. A todo esto, el juego era dominado por el conjunto rojinegro, que atacaba con mucha gente y manejaba la pelota en la mitad de la cancha. Las dos bestias de arriba inquietaban constantemente a la defensa de Resto, que de cualquier manera se las arreglaba para ahuyentar el peligro, a veces con limpieza y otras tantas valiéndose de infracciones que el juez sancionaba u obviaba a su antojo. Del lado de Resto, poco. Unas escasas aproximaciones que terminaban con tibios remates de media distancia. Ferka fue el principal protagonista de este tipo e maniobras en un par de ocasiones. En la mejor jugada colectiva del primer tiempo, algunos toques por izquierda derivan en un cambio de frente de Fran para este servidor que ingresando por la derecha remata de media distancia desviadísimo. El resto del tiempo se jugaba en campo propio. Aún así, el rival tampoco podía generar peligro concreto sobre la valla custodiaba por el Clown. Apenas un tiro libre desde la derecha fue rematado por el zurdo número 12 con potencia a ras del suelo, obligando a la atinada estirada del guardameta restista para alejar el peligro. El bloque defensivo de RdM realizaba hasta aquí una tarea excelsa. Fue en medio de la intrascendencia ofensiva de ambos equipos cuando, promediando el primer capítulo, Resto del Mundo dispuso de un tiro de esquina a favor desde la punta izquierda. Manu lo ejecutó al corazón del área, y tras una salida en falso de Nico, portero rival, Pablo, cuándo no, quién si no, qué otro que él, logra conectar un frentazo o nucazo o algo con mucho esfuerzo que se cuela en la meta rival de emboquillada, pidiendo permiso. Bramido de gol de Resto, locura y algarabía por la apertura del marcador conseguida en el momento indicado. Sin haber hecho méritos en la ofensiva, Resto se ponía en ventaja frente a un durísimo rival, y era puntero en soledad. Cuarto tanto del goleador en igual cantidad de juegos, demostrando una vez más que es la carta ofensiva por excelencia de este conjunto. El gol trajo tranquilidad al equipo albinegro, que vio solucionadas gran parte de las dificultades que el partido le presentaba. Le quedaba por enfrentar los problemas que el rival le generaba cerca de la valla de Binicki. Es ese aspecto, la tarea de los defensores era casi perfecta, pero se percibía que el peligro estaba latente, y que en cualquier momento una genialidad de algún delantero rival podía significar la igualdad en el marcador. Dicha tranquilidad contrastó con el nerviosismo en aumento que dejaron ver los rivales en su comportamiento, al verse en desventaja en el marcador. El árbitro fue el blanco de todas las protestas por parte de ellos a raíz de las patadas, así como también de las nuestras a raíz de las protestas de ellos, y así sucesivamente hasta que el encuentro se convirtió en una maraña de reclamos hacia un juez que mostraba evidentes dificultades para ejercer la autoridad. En medio de esta situación, se diluyó el primer tiempo y nos dirigimos hacia las canillas.
Sin modificaciones en la formación, RdM salió al terreno de juego a disputar los últimos 20 minutos con la premisa de mantener la concentración al máximo, no cometer errores en defensa, no descuidar las piezas claves del rival, e intentar en lo posible lastimar con una contra para liquidar el pleito. La vocación ofensiva del rival había demostrado en el primer tiempo ciertas falencias en la faz defensiva, donde Pablo H. a menudo recibía de espaldas mano a mano con el último defensor. Era cuestión de que el 14 pudiera deshacerse de su marca para que enfrentase cara a cara al hijo de los tíos de Millo, pero también la dificultad residía en hacerle llegar el balón al goleador.
Se reinició el juego, y el desarrollo no mostró demasiadas variantes. Resto logró agruparse un poco mejor, y así no sentirse tan superado en el juego, pero de todos modos el que manejaba el balón y en buena parte el terreno era Sitedesqui. El número 12 era el receptor de todos los bochazos, y se las arreglaba bastante bien para complicar, aunque más tarde o más temprano sucumbía ante la marca escalonada que proponía Resto. Siendo bueno, también sucumbía ante los agarrones, toquecitos, pataditas y empujones que religiosamente sabíamos darle. Los reclamos y puteadas al árbitro se hicieron cada vez más vehementes (“Qué hago si me pegan en todas las jugadas, me voy a mi casa?”), así como el juego se volvía áspero. Sitedesqui devolvía el rigor impuesto por RdM con violentas patadas, varias de ellas merecedoras de amonestaciones que el cronista de Racing de Estudio Fútbol (gracias Musgo!) obviamente nunca mostró. A esta altura el partido había adquirido la tónica de una épica. Este cronista jugaba 5 metros delante del Chulo, y nunca cruzaba la mitad de cancha. O amigo das crianzas oficiaba casi de doble 5, 10 metros delante de quien estas líneas escribe, y también tenía la obligación de llegar acompañando a Pablo cuando el equipo lograba meter una contra. Así, Cesc tuvo el segundo cuando Pablo le cruza una pelota de derecha a izquierda, pero el 9 define de primera y exigido ante la salida del portero, quién esta vez responde con eficacia, quedándose con el mano a mano. En la otra área, el 12 seguía intentando por todos los medios. Así, ganó un tiro libre a favor en la puerta del área, levemente volcado hacia la izquierda. Un penal con barrera, lo que se dice. Lo ejecutan fuerte, al palo del arquero, con gran precisión, y cuando parecía que el empate era un hecho consumado, que Alca jamás llegaría a ese balón, es Mula quien afirmado sobre la línea, logra despejar a cualquier parte esa bomba de tiempo, y así salva increíblemente la caída de la meta restista. “Cuando la ví venir pensé ‘si no me muevo de acá, no es gol’, y así la saqué”, declararía a la postre el zaguero para este medio. Pasó el temblor, y a esa altura parecía que ya lo peor había quedado atrás. En ataque, Resto encontraba más espacios debido a la desesperación rival por conseguir la igualdad, que los llevaba a adelantarse mucho más en el terreno. En una contra, Nico debe salir lejos de su arco para despejar una pelota, que queda viva en 3/4 de cancha a los pies de F.Barone, con la meta desguarecida. Ocurre que el 9 no se animó a patear con la zurda, y al intentar acomodarse frente a su marca perdió mucho tiempo, y así la chance de desatar el grito de gol. Posterior a eso, un tiro libre en mitad de cancha es ejecutado por este cronista con potencia en dirección directa a la meta, buscando algún roce o distracción que derive en el balón inflando las mallas. Pese a la maniobra distractiva de Fran, el arquero rival consigue desviar por encima del travesaño el peligro. Era el mejor momento de Resto en el segundo tiempo. Afirmado atrás, había logrado salir del asedio y mantener por algunos minutos el juego lejos de la valla del yosapa. Quedaban pocos minutos de juego, y el encuentro era cada vez más caliente. Sitedesqui tomó coraje y ensayó una nueva embestida contra el arco de Resto. Una seguidilla de pelotas paradas, desde la izquierda y la derecha, debían ser despejadas una y otra vez por la incontable cantidad de hombres que RdM metía en su área para defender, con la Mula (a esta altura la figura del equipo) como abanderado. Mientras Peralt andaba a los piñazos con el central rival (y este se descargaba en mí, dando lugar a una cómica conversación en el área), todo el equipo sostenía el resultado como podía ya restando pocos minutos. En ese momento, el 12 llora por enésima vez una falta sobre la derecha, y esta vez Pantriste compró y cobró tiro libre directo. Bien volcado sobre la derecha, era ideal para el chanfle de un zurdo al palo del arquero, con potencia. La barrera era conformada por 3 hombres, mientras que el rival, inteligentemente, disponía de un jugador que molestara al arquero. El juez da la orden, y contra todos los pronósticos, el 12 rival, figura de su equipo, ejecuta un disparo de zurda con 3 dedos, por afuera de la barrera, que a juzgar por el desenlace de la jugada estaba mal colocada. El balón se dirige hacia el arco y no puede ser detenido por Alca, quien no se esperaba esa trayectoria, y además era molestado por el rival antes mencionado. Era el empate que hasta aquí tanto habíamos evitado, y ya nada se podía hacer. A partir de este momento, este cronista deberá disculparse con sus incondicionales lectores, ya que no podrá describir exactamente lo que sucedió por haber estado ensimismado en mi sentimiento de calentura e incredulidad por el empate. Simplemente pude escuchar cómo Musgo le imploraba al 12 rival que “encare de nuevo por esta banda”, mientras este muchacho gritaba el tanto con animosidad hacia el sector donde nuestro equipo se disponía a reanudar el juego. Entonces fue cuando Pablo se le va al humo a un rival, y se forma el tumulto (Nota de la R.: me han llegado versiones que indican que luego de que le griten el gol en la cara, Pablín le arroja un puntapié a un rival, que devuelve un escupitajo, y así se desencadena la seguidilla de hechos desafortunados, pero no puedo confirmar la veracidad de esta fuente). A mi juego me llamaron, dijo el impresentable juez, que hacía rato había perdido el control del partido y generado tanta tensión entre ambos equipos por dejar escapar las riendas de las acciones. Estaba completamente asustado, esperando la hora de terminar el partido, y esto le vino como anillo al dedo para suspender el encuentro, al ritmo de “así no se puede jugar más”. Un pobre muchacho. Indignados, ambos equipos se le fueron al humo al árbitro, y le arrojaron una seguidilla de improperios irreproducibles en un medio escrito como este. Pero no hubo caso, ese fue el triste final de este emotivo partido de fútbol. Masticando bronca, Resto del Mundo vio cómo se le escapó de entre los dedos otro punto fundamental en la lucha por el título en los minutos finales del match. Fue inferior a su rival en juego, eso es indudable, pero no lo fue ni por asomo en actitud, en inteligencia ni en oficio para afrontar un desafío como este. Se le jugó de igual a igual a un equipo de la elite del campo, y se estuvo a un triz de obtener el triunfo, de no ser por un tiro libre en el final y una genialidad de uno de los mejores jugadores del campo. Jugando así, se festejarán triunfos con frecuencia, y será muy difícil que haya que lamentar derrotas. El equipo nunca estuvo en desventaja en lo que va del torneo, marcó en todos los partidos, y se fue al entretiempo ganando (vieja deuda que traía del año pasado) en 3 de las 4 ocasiones. Casi todos los jugadores se encuentran en gran nivel, y muchos de ellos creciendo notablemente, al mismo tiempo que el equipo en su totalidad se muestra cada día más aceitado. Sigue invicto. Y con más ganas de estar en la pelea que nunca.
No sólo con la esperanza, sino también con la fiel convicción de poder gritar la palabra que empieza con C a fin de año, se despide de ustedes este humilde servidor, a la vez que los exhorta a aumentar la pluralidad de este blog, variando sus cronistas más de lo que lo hace en la actualidad. A escribir, muchachos (teléfono, Mula).

Uno x Uno

S. Binicki (6): a pesar de ser atacado gran parte del partido, no tuvo mucho trabajo. Tapó una buena bola en el primer tiempo, aunque posiblemente haya acomodado mal la barrera en el empate de ellos.

F. Di Fabio (8): la figura del equipo. Seguro por donde se lo mire, se plantó bien en el duelo contra los delanteros. Salvó una pelota en la línea y se elevó hasta los propios cielos para despejar de cabeza.

F. Peralta (7,5): otro que anduvo bárbaro. Por abajo, respondió bien contra el 12. Por arriba, el patrón de siempre. Le faltó un golcito arriba para coronarse.

N. Muschitiello (7): la tercera pieza de esta defensa dura como roca. De entrada mostró los dientes (o los tapones, mejor dicho), y no paró de dar leña cuando hizo falta. Mostró mucha personalidad para bancarse el duelo con el 12 y no achicarse cuando se calentó el partido.

F. Yu (6,5): firme por su banda, colaboró mucho en la marca siendo clave para asistir a los defensores cuando hizo falta. Intentó un par de veces de media distancia, aunque en ataque no pesó tanto.

P. Boullosa (6,5): metió mucho en el partido y cumplió con la responsabilidad que caía en sus hombros al ser capitán. Hizo resistir bien al equipo pero no pudo aportar tanto al ataque. (gracias Boto!!!)

M. Eiras (5): no gravitó mucho en el juego. Se vio perjudicado por la dinámica del partido, más de necesidades en la marca que en la creación con la pelota al pie, su fuerte. De cualquier modo, fue incansable en el ida y vuelta y se acomodó bien en su sector a la hora de marcar.

F. Barone (6,5): todo sacrificio. Corrió, corrió y corrió todo el partido. A la hora de defender, fue uno más en el mediocampo haciendo sombra y molestando la salida de los volantes. También tuvo que llegar para acompañar arriba y lo hizo: tuvo el segundo pero no pudo concretar.

P. Haedo (7): una vez más, si es gol de Resto, 14 dice la chapa. Aparición fantasmal en el momento clave para abrir el marcador, y mucha voluntad arriba para pelear bastante solo. Comandó los contraataques con criterio, y su temperamento desencadenó la suspensión final.

No ingresaron: Boto, Cabe, Coco y Santi. Típico partido en el que uno piensa “dejemos todo como está, mejor no cambiar nada”. Murieron en la cancha los 9 que arrancaron, y por lo tanto no hubo modificaciones. Igual los quiero a todos.

Hinchada: cada vez más numerosa. Juan Cruz (jugador número 10), Marra, Vicky, Carla, Yamila, Caro y el hermano de Vicky, sufrieron palmo a palmo la definición de este apasionante encuentro hasta el final. Cada vez nos vienen a ver más chicas. Se ve que ahora somos más lindos que cuando estábamos en la C…