martes, 11 de agosto de 2009

Tabla de goleadores

Pablo 3
Millo 1
e/c 1

RdM – Chiribabuza: Arrancamos...

Luego de que las pandemias y el invierno nos hayan dado un respiro, la actividad deportiva que nos conmueve año tras año nos convocaba una vez más en las instalaciones de Costanera Sur. Y en este domingo 9 de agosto, el evento nos enfrentaba a un viejo conocido, hoy por hoy casi desconocido, a juzgar por la cantidad de ausencias y caras ignotas que presenta en su formación actual. Se trata de Chiribabuza, equipo que supiera darnos dolores de cabeza a montones en otras épocas de ex alumnos. Una pequeña perlita que refleja esto: fue el único equipo que en nuestra historia de ex alumnos nos marcó más de dos goles en un partido (1-3). Pero claro, como decía recién, el presente de este equipo azul y verde es muy distinto de aquél. Si hasta estuvieron hasta último momento con 6 jugadores en cancha, demorando el inicio del cotejo lo máximo que pudieron para completar la formación. Resto del Mundo, en cambio, mantiene con los años su coherencia, seriedad, su base de siempre, y podría decirse que pasa por su mejor momento, ya convertido en un equipo reconocido y respetado por todos en la máxima categoría. El equipo base volvería a repetirse en esta ocasión, aunque contando ahora con un refuerzo en sus filas: el regreso del Señor Ezequiel Moralejo después de un prolongado exilio por el Viejo Continente. El promedio kg/jugador albinegro subió considerablemente. En conclusión, Resto salió a la cancha con el siguiente noneto titular: Alca, quien volvió a calzarse los guantes después de una fecha de ausencia; Mula, Chulo Peralta, Musgo, la defensa que ya se repite de memoria después de dos años de compartir la zaga; Boto (feliz cumpleaños), Manu, Bollo; Cabe y Pablo con doble punta para doblegar a la defensa contraria. En el banco aguardaban entonces el ya mencionado Millo, y Coco que arribó sobre la hora del match.
El chileno Alexis Sanchez hizo sonar su silbato, Pablo tocó para el Cabe, y comenzó el futbol en la cancha 2. El partido arrancó medio jeropa. Quizás Resto supo de entrada que era más que su rival, quizás le costo entrar en ritmo después de tanta inactividad, o quizás fue una casualidad, pero los primeros minutos no mostraron gran fútbol ni muchas aproximaciones. La pelota estaba repartida entre propios y ajenos, y pasaba más tiempo perdida entre los jugadores de la cancha de al lado que en nuestros propios pieces. La banda izquierda, con el tándem formado por quien suscribe y Musgo, más el siempre sensible y delicado apoyo de la zurda de Manu, era la zona elegida en estos primeros minutos para atacar. Pablo estaba recostado por esa banda, siempre peligroso, y en una escalada del número 26, N.M.F. Muschitiello, se produce un gran quilombo en la puerta del área, el zaguero cae espectacularmente, la pelota le queda al Cabe en disputa con su marca, pero el juez detiene el juego para corroborar que Musgo no acabara de perder la vida en su caída. Musgo no tenía nada, claro. Pero el divino del árbitro, en vez de jugar el correspondiente y peligrosísimo bote a tierra, decidió entregarle la pelota mansita al payasesco guardameta rival. En conclusión, el partido siguió así, luchado, dividido, pero con el claro reflejo de que RdM contaba con más y mejores armas para dominar. Entonces ocurrió que alrededor de los 10 minutos de ese primer tiempo, con el rival volcado en ataque, Manuel saca un quirúrgico y precioso pase (porque decirle pelotazo sería una falta de respeto para con el muchacho del rodete) desde el centro del campo hacia la derecha, para el pique exacto de Pablo, que así empieza su carrera hacia el arco rival, en la lucha cuerpo a cuerpo con el defensor. Cuando esta persona que escribe le pedía desesperadamente que cambiara la pelota hacia el otro sector, donde yo gozaba de todas las libertades para rematar franco al gol, el 14 remata potente, casi con cara externa de su pie derecho, cruzado, abajo, inflando las redes y decretando el 1-0 para Resto del Mundo. Grito de gol, tranquilidad para el equipo por la ventaja conseguida, y desahogo para el goleador, que venía con la pólvora mojada, y así se sacaba la mufa de encima (el festejo vendría con dedicatoria incluida a Mula, quien en la previa se mofaba de la falta de eficacia en la red del punta). El partido ahora se abría un poco más para Resto. La defensa rival mostraba muchas grietas que nuestro equipo aprovechaba. El Cabe probó de afuera, el cronista lo hizo también un par de veces, una con buena dirección, otra muy desviada, y Pablo, tras recibir un pase muy llovido por la banda izquierda, remata de primera con su zurda, cruzando de más su remate por escasos centímetros. Pero no era todo dominio negro y blanco. Algunas desinteligencias en la salida desde el fondo envalentonaban al rival, cediéndole la pelota en nuestro terreno. La propia incapacidad del árbitro para cobrar bien una falta también colaboraba con esto. En una mini gresca poco esclarecida, Boto se gana una amarilla tras forcejear con un rival, aunque no pasó de ahí. En estos minutos, Chiribabuza coqueteó una vez con el empate: jugada por la izquierda de su ataque, pase al medio para un delantero que desde afuera del área remata cruzado. La pelota sale bien pegadita al palo derecho de Alca, que nada podía hacer. Primera llamada de atención para todo el equipo albinegro, que era superior al rival y debía retomar las riendas del partido. Igual, no hizo falta, ya que en la última jugada del primer tiempo, ellos mismos se encargaron de liquidar el pleito. El arquero (o un defensor, francamente no me acuerdo) hace una ridiculez sacando del arco. La defensa se transforma en espectadora de lujo, en el ABC de lo que NO hay que hacer si se busca ser un equipo sólido, cuando el balón le cae en la cabeza al 15 que juega de 5, a Manu, quien con gran panorama y mejor técnica, mete un frentazo perfecto para la aparición en solitario por la izquierda de Pablo, mano a mano con un arquero que estaba parado en cualquier lado. Con el primer palo a su merced, Pablo Esteban pasó por caja y cambió por gol esta jugada tan extraña. 2-0, partido liquidado, y todo Resto a las canillas para refrescarse un poco.
El equipo salió sin modificaciones a disputar el segundo tiempo, con la clara idea de manejar los hilos del partido, ahora que resultado y desarrollo le resultaban favorables. Y así lo hizo. Mayormente se jugó en campo rival, más allá de algunos toques interesantes del equipo contrario, que terminaban siendo frustrados tarde o temprano. El mediocampo actuó bastante bien como zona de contención, y la defensa fue un relojito suizo cada vez que tuvo que entrar en acción. Así, Resto dispuso de espacios y de tiempo como en pocas ocasiones, y por momentos jugó a voluntad. Antes de los 10 minutos, Resto gritaba otro gol. En realidad, gritar es una forma de decir, ya que creo que nadie emitió un sonido. Y para ser exactos, habría que decir “todo Resto menos Peralt”, que se enteró recién a la noche de la existencia de este gol, y por lo tanto que el partido terminó 4 a 0, y no 3-0 como él creía. Una más y van… La cosa es que un pase largo a espaldas de la descompensada defensa rival lo encuentra al Cabeza apareado con el último defensor. Cuando parece que el muchacho de las rastas va a ganar la posición e irse mano a mano con el arquero, el líbero alcanza a puntear el balón de manera desesperada, con tanta mala fortuna que la redonda describe una perfecta emboquillada que sorprende a un arquero que tal vez pudo hacer algo más. No le alcanzó con retroceder un par de pasos y tirar un manotazo: la pelota se le terminó colando por arriba, y fue el tercero de un RdM que ya se floreaba.
Antes de ser reemplazado, el Cabe tuvo una más. Con oficio, anticipa adentro del área y define con un toque desde un ángulo muy difícil. La pelota se escapa horizontal al arco, y el mamarracho de negro cobra saque de arco porque “salió y volvió a entrar”. En fin. Entonces ya iban 10 minutos del segundo tiempo, y se producía el tan ansiado regreso: volvía a las canchas el goleador histórico de Resto. El Bati de la selección. El Palermo de Boca. El Sanfilippo del cuervo. Sale el Cabe, de buena tarea, e ingresa Millo con la número 4 en la espalda. Entre tanto, hubo tiempo para que Peralt ganara muy bien de arriba en un tiro de esquina, para que un lindo contraataque derivara en Musgo en posición franca de remate, y para que tras un exceso de lirismo en la salida por la derecha, ellos tuvieran una chance clarísima de gol. Perdemos la pelota, un delantero tira el centro para que por el otro lado ingrese sin marca un jugador, que cabecea a contrapierna, y obliga a Alca, quien hasta aquí no había tocado la pelota con sus guantes, a realizar una formidable parada, haciendo gala de reflejos. La pelota queda muerta y es Mula quien en cuotas logra evitar sobre la línea la segura caída de la valla. Hubiera sido una pena que en este partido se ensuciara la inmaculada valla invicta del equipo en lo que va del torneo. A todo esto, Coco había ingresado al campo de juego por Peralt, y jugaba como marcador de punta izquierdo, corriéndose Musgo al centro de la defensa. Finalmente, el partido se estaba guardando una perlita más. Mula corta desde el fondo un avance rival, se adelanta unos metros y cambia de frente para este cronista, quien volcado a la izquierda y un poco delante de mitad de cancha, dispone de todo el tiempo del mundo para pensar. Acto seguido, un lindo pase –me permito decirlo- por encima de la cabeza de los defensas, le cae justo al pique de Millo, quien entrando al área por la derecha, define de volea con un toque de categoría, cruzado, al palo más alejado. Lindo gol, y gran grito del definidor. Gol, mierda, vamos! Volvió el goleador. La tarde era redonda por donde se la mire. Lo que ocurrió de aquí al final es casi anecdótico. Sólo para destacar la última jugada, una llegada 2 contra 1, en la cual el capitán del equipo queda mano a mano con el arquero, y como buen volante no-goleador que es, se nubla, intenta definir al primer palo, y le sirve una masita a las piernas del arquero. La pelota se pierde en el corner, el pitido del árbitro resuena en todo Puerto Madero, y así se baja el telón de este tercer encuentro para Resto del Mundo. Primer triunfo, primera vez que se suma de a 3. Necesario para comenzar a perfilarse una vez más en la pelea por los puestos de vanguardia. El rival no presentó grandes dificultades, es cierto, pero Resto hizo lo que debe hacerse en estos casos: ganó sin dejar dudas, y mejor aún, terminó goleando y con la valla invicta. No hay que olvidar que el año pasado, un partido ante el rival más flojo del torneo terminó empatado en cero, y luego le costó muy caro al equipo en su lucha por coronarse campeón. Este camino recién comienza, pero una vez más puede decirse que transitamos la buena senda. Recuperamos dos goleadores, uno literalmente (Millo), otro en la red (Pablo), y por si fuera poco, el equipo espera ansioso los esperados regresos de dos históricos de verdad: Fran y Ferka. El fin de semana próximo tendrá una prueba de fuego para medir su poderío en este 2009. Allí estaremos, como siempre, colgando las banderas y dejando la piel por la albinegra.

Uno x Uno

Alca (6,5): casi no tuvo trabajo, pero en la que lo llamaron, respondió de forma inmejorable, sacando una pelota muy difícil a contrapierna. Transmitió seguridad.

Mula (6,5): en una tarde mucho más tranquila que las anteriores, no tuvo problemas en la marca e intentó salir jugando, quizás algunas veces de más: complicó una salida que derivó en la más clara de ellos.

Peralt (7): siempre atento y sin fallas, llega siempre a los cruces y de arriba es impasable. Pudo mojar en un corner, y cuando hubo que hacer el último cambio, se ofreció a salir, en un gesto que lo enaltece. No se enteró del tercer gol.

Musgo (8): hiperactivo de principio a fin, aparecía por todos lados, en defensa, en ataque, por derecha, por izquierda. La seguridad de siempre, proyección y voz de mando.

Boto (6,5): clausuró su lateral y se asoció con criterio, incluso llegando al ataque cuando vio el hueco

Manu (7,5): del talento de su zurda nació el primer gol, y de su cabeza el segundo. Juega a un toque, fácil, simple y muy estético. Siempre priorizó poner la bola contra el piso, dándole seguridad al equipo desde el centro del campo.

Bollo (6,5): el conductor. Gran desempeño en ataque y defensa, pero no pudo dar la puntada final. Marró una ocasión clarísima de extender la ventaja restista. (gracias Millo)

Cabe (6,5): siempre criterioso para jugar, obligó en todo momento, al punto de que el gol en contra fue un intento desesperado de no dejarlo mano a mano. Le falta encontrar el espacio para poder castigar de afuera.

Pablo (8): decisivo por sus goles y sus apariciones, en especial en el primer tiempo. Siempre es el faro de las jugadas de ataques, y no es casualidad: abre defensas con sus diagonales y deja parados a los defensores en el mano a mano.

Millo (7): en pocos minutos, muchas ganas de mostrarse, y un gol con definición de buena factura.

Coco (-): jugó pocos minutos, sin complicaciones por su sector izquierdo.


Hinchada: Yami, Carla, y el que pronto volverá a ser jugador: Francisco “Rey del Pop” Barone. ¿Ausente? Otro faltazo del ex hincha Caorsi. En fin….