martes, 1 de julio de 2008

RdM – Ballena Franca: Verde Pistacho

En un duro y muy parejo encuentro, con un tiempo para cada uno, Resto del Mundo lo tuvo ganado, pero le sobró clorofila para llevarse esos 3 puntos que a fin de año te sacan campeón: los que ganás sin merecer. Se fue con un empate y mucha bronca.

Luego de 2 fines de semana de ausencias por diferentes motivos, Resto del Mundo debía afrontar su segundo compromiso del campeonato, en este brumoso domingo 29 de junio. Se trataba de un duelo de ganadores, frente a los archiconocidos Ballena Franca, en la cancha número uno del añejo predio de Puerto Madero. Era el tercer enfrentamiento entre ambos, y el historial registraba una victoria por lado. La lógica indicaba que tenía que ser empate. El team albinegro presentaba un par de sensibles bajas en su plantel disponible. El Mago Manuel acusaba unas líneas de fiebre, y por lo tanto era ausente con aviso. Del mismo modo, el Cabeza Boullosa acusaba unas líneas de congelamiento pectoral, o sea que tampoco estaba. A las dos ausencias confirmadas se le sumaban las demoras de Millo “triglicérido” Moralejo y Santiago “Roberto Favaro” Casta. En conclusión, el equipo saldría a la cancha a buscar otro triunfo con (patria sí) ALCA (no) en la valla, línea de 3 que ya se viene repitiendo seguido, Mula, Chulo y Musgo. Mediocampo formado con Ferka por derecha, el ya cada vez más habitual cronista de 5, y Boto, quien regresaba a la titularidad por la izquierda. Los delanteros eran los ligeritos, pero no por ello cagones, Francesc Barone y Pablín Haedo. Dispuesto el equipo en el terreno, sin repetir algunas cruciales cábalas positivas pero reincidiendo en algunas de las otras, nos pusimos las sudadas pecheras rojas que opacaban la belleza de las nuevas casacas, y así dio inició la contienda.
De movida nomás, el partido se hizo de ida y vuelta. El mediocampo era una zona de tránsito únicamente, donde Resto tenía poca gente para jugar y también para marcar. Con facilidad, el conjunto monocromático encontraba enormes ventajas defensivas por parte de su oponente cuando se disponía a atacarlo, principalmente por la banda derecha. Con un sólo pelotazo relativamente preciso, bastaba para poner en situación de alerta al equipo contrario, cosa que ocurrió con un par de desbordes de Pablo. Fue uno de ellos el que derivó en agarrón de camiseta burdo, y por lo tanto tiro libre muy cercano al área, pero desde un ángulo muy cerrado sobre la derecha. Y nuestros dos zurdos en sus casas….Quien les habla se hizo cargo de la ejecución, intentando un buscapié con un potente remate, que efectivamente encontró desvío, pero no el necesario para que sea riesgoso. De esta forma, RdM observaba cómo su rival le brindaba espacios claros para atacarlo. Pero la tónica de este primer tiempo sería otra. Si bien cuando Resto atacaba, lastimaba con facilidad, el que monopolizaba el balón y el terreno era el equipo en extinción. Partiendo de pelotazos hacia el 8, su referente y mejor jugador, pero a partir de ahí exhibiendo un eficaz manejo del balón, el rival conseguía desbordar casi a placer las resistencias defensivas de Resto del Mundo. Utilizando su sector derecho como primera opción, aprovechaban muy bien las espaldas de Boto, bastante perdido a la hora de marcar, para llegar tocando hasta los defensores, que se veían claramente amenazados. Resto sufrió sofocones como hacía tiempo no pasaba. Una seguidilla de desbordes por esa banda podrían haber terminado en la red, pero la falencia en el último toque, los cruces desesperados de algún defensor, o un par de brillantes intervenciones del portero Alca, celosamente vigilado por su novia Carla (hola Caaaar!), evitaban la caída de la valla restista, lo que a esa altura parecía una consecuencia inevitable. Para colmo, cuando Resto podía respirar y hacerse del balón en las salidas, intentaba jugarlo con prolijidad desde los defensores, pero esto se convirtió en una verdadera pesadilla a lo largo de toda la tarde. Por una razón que aún desconocemos, en el día de ayer los defensores (Musgo un poco menos que sus dos compañeros de zaga) se vieron completamente imposibilitados para relacionarse con conceptos como “parar la pelota” o “dar un pase”. En consecuencia, cada salida de arco propia terminaba con peligrosísima pérdida de balón, o despeje a cualquier parte, improductivo. A todo esto, llegaron Millo y Casta. A partir de ese momento, el primero no paró de gritar y agitar sus rulos. A pesar de verse sometido, Resto sabía que cuando pudiera atacar, las chances de lastimar estaban intactas. Un pase filtrado desde media cancha de mi parte para la diagonal que realizaba de derecha a izquierda el amigo de los niños pudo ser la apertura (inmerecidísima en ese momento) del marcador, pero el arrancador de suspiros de la platea llegó muy exigido al balón con su pierna menos hábil, y remató desviadísimo. En fin, se diluyó el primer tiempo (muy corto) con la pizarra en blanco, y la sensación de haber zafado de una grosa por la neta superioridad rival.
La necesidad imperiosa de ajustar las marcas en el medio, especialmente por el sector izquierdo, derivaron en el ingreso de Santi Avalle en el lugar de Boto, de floja tarea en la marca y escasa participación en ataque. La segunda etapa comenzó mostrando otra cara de Resto del Mundo, la que más nos gusta. Más afirmado posicionalmente con el buen ingreso del rubio ex décimo, Resto comenzó a monopolizar el balón, y se le fue encima al oponente, en busca de los 3 puntos. Luego de un foul cercano al área recibido por quien acerca estas líneas de incomparable goce de lectura, yo mismo ejecuto la pena con fuerza al palo del arquero, pero una cabecita loca de algún defensor se interpuso entre el balón y el arco. Era un remate peligroso, pero terminó en corner. A la salida de ese tiro de esquina, el balón es despejado del área y el rebote capturado nuevamente por este humilde servidor, quien shotea de larga distancia con potencia y colocación, pero no lo suficientemente esquinado como para que sea un golazo: la pelota bajó justo pero a la altura del medio del arco, por lo cual el arquero con algo de esfuerzo la pudo desviar al corner. Era el mejor momento de RdM en el partido, que dominaba el juego y amenazaba con convertir. De ese mismo corner viene un centro, cabezazo del Chulo Peralt y por escasos nanómetros Musgo no llega a empujar en la segunda jugada para poner el primero de la tarde maderista. Por el lado del rival, ya se encontraba apostado para intentar lastimar de contra, y se las ingeniaba para complicar en cierta medida, ya que las desinteligencias defensivas seguían existiendo a pesar del buen ingreso de Black Father. Ya promediando el segundo tiempo, pasado el mejor momento del equipo en ataque, parecía que la pizarra no sufriría modificaciones. Fue en ese entonces cuando un pelotazo cualunque, comunacho, es peinado por Pablo desde la izquierda hacia el centro buscándolo a Fran, quien no pudo llegar porque se encontraba volcado contra el otro sector. Cuando parecía que la jugada se diluía en el despeje de un defensor, éste comete un fatal error al pifiar el balón, a lo cual entra en escena Ferka, quien como flecha venía tocando pito por la derecha. Ni lerdo ni perezoso, la Cobra de Corea le gana la posición, e ingresa al área para enfrentar cara a cara al portero. A pesar de los obscenos intentos por derribarlo, esos gemelos fantásticos resistieron a todos los embates y, trastabillando, definió cruzado con diestra ante la estéril mirada del barbudo guardameta, que observaba cómo su valla era acribillada. Gol, gol de Resto. Locura, éxtasis, frenesí en la cancha 1 de Puerto Madero. Resto estaba ganando un partido hasta ahí durísimo, que no había merecido, y era puntero. Curiosidad: recurriendo a los archivos, hurgando entre la información, advertimos que el último tanto convertido por Fernando Raúl Yu con esta camiseta data del año 2005 contra este mismo rival, en aquel triunfo albinegro 2x0. ¿Nace una paternidad? Volviendo al match, quedaban menos de diez minutos, y Resto estaba consiguiendo una trabajosa y valiosísima victoria. Los minutos inmediatos no arrojaron demasiadas variantes en el desarrollo del juego, que parecía controlado. El rival obviamente se veía obligado a arriesgar mucho más, e iba con mayor número de gente en las pelotas paradas. El central y capitán comenzó a subir a buscar, cosa que hasta ahí no había hecho. Después de que Juan Cruz corriera desesperado una pelota que se iba lejos para que el juego se reanudara lo más rápido posible, y sin perder un instante, Mula se dispone a sacar un lateral en nuestro campo desde la derecha. Como ya he mencionado, no fue la tarde de los defensores con los pies. Ocurrió que el bochazo del zaguero fue a rebotar en el hombre puesto simbólicamente de barrera, y la pelota le dio una segunda oportunidad al buen Francisco….quien la volvió a desperdiciar. Con una pifia fea-fea, la jugada se complicó, se embarulló, y terminó siendo lateral para Ballena Franca... Metían mucha gente en el área en búsqueda de la igualdad. El Alca, de impecable tarea hasta entonces, le pedía que “no sea malo” al central rival, que buscaba molestarlo en su posición, y así nos arrancó una sonrisa a él, a mí que era su marca (note, lector desprevenido, cómo anticipadamente no le esquivo al bulto) y a un par de transeúntes que lindaban el área. El centro logró ser despejado, pero derivó en otra pelota parada desde la izquierda del ataque balleno. Segundo centro consecutivo, bien pasado, en busca de quién sino del número 8 que nos había complicado toda la tarde, y tardes anteriores también, al que por primera vez en el partido dejábamos saltar sólo dentro del área. Con comodidad, la baja al medio a la perfección, y como dice el dicho, dos cabezazos en el área es gol. Aunque en vez de cabezazo, este fue de chilena. Sí, el mismo jugador que se ubicaba cerca de la posición del arquero, se encontró con el balón a medio metro de la línea de meta pero de espaldas, y haciendo gala de un gran recurso, ensayó una “””chilena””” que no encontró resistencia posible de Alca. Así, Resto vio hecha trizas la ventaja que tan esforzadamente había conseguido, de la manera más ingenua posible: error en la salida, distracción al marcar a quien sabíamos que había que marcar y la vieja jugada de dos toques en el área. A cantarle a Pity Álvarez.
En los pocos minutos que quedaban, Resto intentó reaccionar para conseguir nuevamente la diferencia. Boto había vuelto a ingresar por Ferka que estaba con molestias, y casi se queda con la gloria luego de un corner desde la derecha. En cambio, se quedó con un derrame en el ojo, tras ser impactado de lleno por el balón, y el peligroso rebote perderse por sobre el travesaño. Millo ingresó por el sordo y ahora tuerto Boto para intentar aportar peso arriba, pero lo que aportó fue únicamente sacrificio para correr rivales en la marca. El juez marcó el círculo central, hizo sonar su silbato, y fue empate en uno. Un resultado justo si lo miramos desde el desarrollo de un partido que tuvo un claro dominador en cada tiempo. Ballena fue mucho más en el primero, Resto hizo lo propio en el segundo. No obstante, queda la indisimulable bronca por saber que el triunfo era un hecho consumado, y que dejamos escapar un punto clave por ingenuidades propias.
Lo rescatable es continuar invictos, y la gratificante sensación de que este equipo sólo se conforma con triunfos. Nunca ha festejado un empate, siempre sale a ganar sin importar contra quién juegue ni cómo sea el desarrollo del partido. Demuestra amor por el fútbol, y como suele repetir un compañero, si no hay amor, se pierde siempre.

Uno x Uno

Alca (8): hace cuánto que no decía esto, pero fue indiscutiblemente la figura del equipo. Agigantó su figura en el momento más crítico del partido, atajando pelotas claves. Sobrio, no cometió errores en el juego aéreo y fue patrón en su área. Revancha de lo que pasó el año pasado.

Mula (4,5): uno de sus partidos más flojos en Resto, sin dudas. Completamente impreciso con la pelota en los pies, complicó las salidas (origen del empate) y metió pelotazos directamente a la tribuna. En la marca, correcto.

Peralt (4): qué pasó Chulo? La pelota se le trababa cuando quería salir jugando, se le corría cuando quería despejar, y dejó cabecear con comodidad al rival que bajó la pelota en el gol. Una tarde para olvidar.

Musgo (5): el mejor de la defensa, pero muy lejos de sus mejores partidos. Otro que complicó en las salidas por no estar fino con la pelota. En la marca, no obstante, aportó la fiereza de siempre y controló el juego aéreo.

Ferka (7): sin encontrar el medio, como todo el resto durante el primer tiempo, aportó su verticalidad para romper el esquema. En una de sus llegadas, aprovechó la falla de la defensa para ganar la pelota y marcar el tanto que pudo significar 3 puntos. Luego fue reemplazado.

Bollo (5,5): tarde de precisión en su botín derecho, tuvo dos tiros al arco que nos podrían haber dado el partido. Pero falló en la marca y no pudo ordenar el caótico mediocampo. El payaso de la chilena era su marca. (gracias Mula!)

Boto (4): muy pobre primer tiempo, que lo llevó a ser reemplazado. Perdido en la marca, le jugaron todo el tiempo a sus espaldas, complicando muchísimo a la defensa. En ataque tampoco pesó nunca.

Fran (5,5): se mostró movedizo, fue a todas, las peleó, pero le faltó ser incisivo. No generó peligro para el arco contrario, y en la única que tuvo, le quedó para la zurda y definió mal.

Pablo (6,5): fue lo más peligroso del equipo, aunque como ocurrió otras veces, estuvo muy solo. Un par de sus electrizantes corridas por derecha llevaron peligro al arco rival. Peinó la pelota del gol, y sobre el final tuvo una para girar y definir, pero se resbaló.

Santi (6): entró para sumar marca al medio, y lo logró en parte, aunque su principal aporte fue en el juego. Mejoró la circulación de pelota y así aumentó la posesión.

Millo (-): jugó muy poquito, no me arriesgaría a afirmar que la haya tocado.

No ingresaron: Coco y Casta.

Hinchada: Marra

Hinchada rival: Juan Cruz (alcanzapelotas) y Carla.


Párrafo aparte para la penosa situación vivida en el papifutbol al término del encuentro. No hay códigos, no hay hombría. Así no. Un equipo no puede lograr objetivos importantes si hay tanta deslealtad entre compañeros. Ahora entiendo por qué la primera echó a Musgo, y nosotros picamos como giles. Ya no hay moral.